martes, 8 de junio de 2010

TE VAS

Te vas

a la ciudad definitiva sin mí,

perdonarás que no te vaya a despedir.

La noche corta como un cristal roto y tú

estarás tan triste como hermosa.



Tu luz,

quemó mis naves cargadas de incertidumbre

y el corazón que sobre tu mesa yo puse

para cenar la noche en que nos dispusimos

a saltar de la mano al precipicio.



Y yo procuraré sonreír más a menudo

y acostarme a una hora prudente.

Tú me enseñaste que afuera, siempre,

me está esperando una nueva mañana

como aquella nuestra, radiante y soleada.



Te vas

a la ciudad definitiva y en Madrid

quedamos huérfanos y enfermos. Te vas a reír,

pero pregunto cada noche a los fantasmas

que habitan mis bares

cuándo vuelves a casa.

Los días caen lentos como el polen de un árbol,

cubriendo todo mi jardín de desencanto.

Un sucedáneo de la vida será al fin

el tiempo que he de recorrer sin ti.



Y yo procuraré no suspirar tan a menudo

y acostarme a una hora prudente.

Yo sé que afuera, inevitablemente,

me está esperando una nueva mañana.

Lo prometiste, radiante y soleada.



Y tú procurarás cumplir con lo que has prometido,

ser fuerte y devorar la manzana.

Has de pensar cada nueva mañana

que un tipo a menudo piensa en ti y sonríe

aunque quizá no sean sus días más felices.



Y yo procuraré mantener la luz encendida

por si se te ocurre volver de repente.

Alumbrara este recuerdo incandescente

el camino de vuelta, aquel que trazaron antes

viejos fugitivos y nuevos amantes.

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