miércoles, 21 de diciembre de 2011

No me interesa saber lo que haces para vivir.
 Quiero saber cuál es tu dolor 
y si estás dispuesto a soñar para encontrar el anhelo de tu corazón. 
No me interesa saber que edad tienes. 
Quiero saber si arriesgarás parecer un tonto, por amor, 
por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa saber que planetas circundan tu luna.
Quiero saber si has tocado el centro de tu propia tristeza,
si has estado abierto a las traiciones de la vida
o si te has vuelto marchito y cerrado por miedo a más dolor!
Quiero saber si te puedes sentar con el dolor, tuyo o mío,
sin moverte para esconderlo, disminuirlo o arreglarlo.
Quiero saber si puedes estar con la alegría, tuya o mía
y si puedes bailar libremente y dejar que el éxtasis
te llene desde las puntas de los dedos de tus manos
y hasta los pies, sin advertirnos ser cuidadosos
o realistas o recordar las limitaciones de ser humano.
No me interesa si la historia que me cuentas es cierta.
Quiero saber si puedes desilusionar a otros
por ser sincero contigo mismo; si puedes soportar
la acusación de la traición, sin traicionar tu propia alma.
Quiero saber si puedes ser fiel y por lo tanto ser digno de confianza.
Quiero saber si puedes ver la belleza,
aún cuando cada día no sea hermoso…
Quiero saber si puedes vivir el fracaso, tuyo o mío.
Y aún así, pararte en la orilla de un lago
y gritarle a la luna plateada… ¡Si!
No me interesa saber dónde vives, o cuánto dinero tienes.
Quiero saber si te puedes levantar
después de una noche de dolor y desesperación,
abatido hasta los huesos, y hacer lo que necesita
ser hecho para los niños. No me interesa saber quién eres,
o cómo llegaste aquí.
Quiero saber si te puedes parar conmigo en el centro del fuego
y no retroceder. No me interesa dónde, qué,
o con quién has estudiado.
Quiero saber si te sostienes desde adentro cuando todo
se cae a tu alrededor.
Quiero saber si puedes estar solo contigo mismo.
Y si verdaderamente disfrutas la compañía
que mantienes en tus momentos vacíos. 

domingo, 18 de diciembre de 2011

¿Qué hacer con todo lo que tengo dentro?. Un millón de miradas, multitud sonrisas, tantos besos como estrellas hay en cielo, infinidad de caricias, te quiero y cosas bonitas que solo puedo sentir hacia una persona, esa persona que es capaz de hacerme feliz, de hacer q me sienta la persona más especial del mundo, de hacer que mi sonrisa vaya de oreja a oreja y nunca se borre, de llevarme a la luna y nunca bajar de ella...
Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adición.
Todos recordamos los cuentos de nuestra infancia, el zapato le cabe a cenicienta, la rana se convierte en príncipe, a la bella durmiente la despiertan con un beso... érase una vez y vivieron felices, la materia de la que estan echos los sueños. El problema es que los cuentos no se hacen realidad, las otras historias, esas que comienzan en noches oscuras y tormentosas y tienen un final atroz, son las que parecen convertirse en realidad. A quien inventó eso de... y vivieron felices, habría que darle una paliza.
Los lazos que nos unen a veces son imposibles de explicar, nos unen hasta después de que parezca que deberían haberse roto. Algunos vínculos desafían la distancia, el tiempo y la lógica , porque algunos lazos, estan predestinados.
Todos podemos pedir un deseo al año al soplar las velas en nuestros cumpleaños, algunos pedimos más, con las pestañas, en las fuentes, al ver una estrella fugaz... y de vez en cuando, algunos se comparten. ¿ Y que pasa entonces, es tan bueno como esperabamos?¿Disfrutamos de nuestra felcidad o, nos damos cuenta de que tenemos una larga lista de deseos esperando a ser deseados?. No deseamos lo fácil, deseamos cosas importantes, cosas ambiciosas, fuera de nuestro alcance. Deseamos cosas porque necesitamos ayuda, tenemos miedo, y sabemos que quizá pedimos demasiado, pero seguimos teniendo deseos porque, a veces, se hacen realidad.
Algunas veces no obtienes a la persona que quieres en tu vida simplemente porque no es la persona que necesitas
En la vida no se pierden amigos, sólo descubrimos quienes son los verdaderos.
La infelicidad requiere un pasado, la felicidad necesita éste instante.
“Corazón que suspira, no tiene lo que aspira. Entonces es amor."