miércoles, 29 de septiembre de 2010

Según va pasando la vida me voy dando cuenta de qué importa y qué no, de quién me importa y quién no. A eso se le llama madurar y, por desgracia, no todo el mundo ha pasado por esa fase vital. Yo puedo estar orgulloso de decir que me siento una persona madura. Pero que esto no lleve a engaño; madurez no significa perfección sino más bien capacidad de asumir errores y aprender de ellos. 
Experiencia + Ilusión = Vida. 
Llevaba tiempo sin escribir, es cierto. No quería hacerlo. Me aburría el hecho de teclear siempre las mismas teclas en órdenes diversos para al final acabar diciendo lo mismo. Para acabar sin decir nada.
Hoy tampoco tengo nada especial que decir, nada sobre lo que verter una opinión, ninguna historia. Nada.
Sólo quiero que esto sirva como una pequeña muestra de apoyo a quien aún no tiene claro si mirar al futuro o intentar rescatar las esperanzas del pasado. Te importa, vale, lo comprendo; intento comprenderlo y me cuesta, pero acabo aceptando que seis años es demasiado tiempo para olvidar en tres meses, sé lo que es olvidar y también sé lo difícil que es no poder, no querer olvidar. Pero piensa, míralo, a él, sí a él: ¿qué ves? ¿a quién ves?. Dímelo, sincérate. 
Aún te quedan cientos de lágrimas, decenas de tardes deprimentes, algún abrazo que intente consolarte, quizás golpes más duros... Tu decides si merece la pena.
Sea como sea, pase lo que pase; aquí seguirá mi apoyo, aquí seguiré yo. No importa que seas tonto, porque eres mi tonto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario