Quería dibujar un paisaje con todos ellos, pintar la paz y la tranquilidad, gozando del mar, y de sus traviesas olas, también quería hacer partícipes de esta acuarela a las nubes de algodón, que juegan al escondite con el sol.
Y cuando el sol, se hubiera cansado de jugar con ellas, su prima, la luna, aparecería, para relevarle en los juegos, y poder sacar a las estrellas a pasear.
Podríamos contemplar un atardecer, ver como la luna se despide del sol, durante unas horas, mientras las nubes bostezan, y las estrellas, comienzan a brillar.
Quería iluminar el cielo, con sonrisas y alegría, para que aquí, desde mi ventana, pudieramos contemplar la acuarela de la vida...
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