jueves, 4 de febrero de 2010

TIEMPO

No existe mañana ni ayer, el hoy es efímero e insustancial. El tiempo es relegado a una vaga metáfora de una mente humana.
El ayer fue y el mañana pronto será, el hoy se balancea en su columpio mecido por el viento del cambio; ya que nada es, nada fue y nada será.

Sólo quedan retazos de recuerdos, jirones de esperanzas de lo que es. Ese tiempo, atado a lo material, se evapora en la nada que se pierde en aquello que no conocemos. Desaparece para olvidarse que lo futuro ya es pasado, que lo que seremos ya fuimos.

No hay principio ni fin, no hay pero existe. Todo es relativo, nada es tangible, nada fue, nada es ni será. Algo corre, algo que se nos escapa entre los dedos, continua su avance más allá del espacio y del tiempo. Su principio es su fin, su fin no es más que parte del principio.

Sin embargo, no hay nada, no hubo nada y no habrá nada, sólo quedará aquello que nosotros queramos que quede suspendido inerte e insustancial en la bruma de la incertidumbre, en la niebla de la ignorancia. Lo que es, ya es un fue y el será ahora es.-

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