viernes, 28 de agosto de 2009

Trainspotting







Esta es la historia de mi puta vida, llegar demasiado pronto al fracaso, fumar, beber, torturar a mis enemigos, vivir del odio que se encarna en mi pecho, golpear, sangrar, amedrentar, rabiar, enloquecer. Cuando muera, probablemente el primero que orine mi cadáver será un perro callejero, ya después las ratas harán lo suyo y desapareceré entre el drenaje de la ciudad. No espero menos.

Me muestro indeseable, porque sé que no tengo que rendirle cuentas a nadie ni a nada. Solo levanto la cabeza, observo y escupo lo que se me viene a la mente. Escupo y vomito, esa es la única comunicación que conozco. Que las palabras hagan el resto, para eso son.

No me gustan las personas, los chicos de pelo corto, de corbata y buenos empleos. Me sé jodidamente roto, despreciable y enjuto; al diablo con la sociedad. Estoy muriendo, porque así me lo he propuesto. Que los psicotrópicos hagan de las suyas, yo haré lo propio. Diluirme entre los mililitros de una jeringa, en un pinchazo cuando menos. Tras veinticinco años de fastidio estoy convencido que todo el mundo muere y lo hace por propia mano. Algunos lo hacen con empleos de tiempo completo, con grados académicos, concibiendo hijos, alimentándolos, llevándolos a la escuela. Se desollan entre hipotecas, recibos de cobro o deudas bancarias. Con la iglesia, con la familia, con la moral. A su deceso quedaría saber si efectivamente existieron, pues el que hayan muerto no significa que hayan vivido.

Ya no me complico, moriré entre la miseria, por culpa de mi visceralidad o derrapando una motocicleta a mas de 220km/h, al final todo es lo mismo, la existencia se anula. El maldito planeta seguirá girando.


by Mark Renton

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