No dejemos de acariciarnos
ni entre estrellas, ni entre brisas.
Recordémonos sonrientes
jugando con la nieve y con espuma.
Extrañemos el gusto por vivir,
vernos doblar la esquina
y despeinarnos al hacer el amor.
Regresemos como la lluvia a la ventana,
dejándonos reflejar en nuestros ojos
no olvidando a quien nos ama.
Volvamos como la fe que se escapa,
como la voz opaca
que sólo recuerda nuestros nombres.
No olvidemos las promesas
que son huellas de lo que falta
y el más grande pilar de nuestras almas.
Detengamos el cuerpo y demos marcha atrás.
Bebamos el amor que queda en la copa,
desmoronémonos ante él
y regresemos al puerto vacío.
Los besos esperan,
decidámonos y zarpemos,
que no hay mar que se niegue regresar a esta playa de los dos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario